miércoles, 20 de mayo de 2015


DIARIO DE UN ETARRA, EL DÍA DESPUÉS DE LAS ELECCIONES LOCALES DE MAYO DE 2015

Acaba de caer en mis manos un diario de un antiguo etarra, ciertamente significativo. No tiene desperdicio:


    (...)     Acudo a mi cita diaria contigo realmente consternado. ¡Madre mía! ¡La hostia! No acabo de creerme la noticia que acaban de dar en televisión. Pues no van y dicen que han condenado a muerte al del atentado de la maratón de Bostón de abril de 2013, a ese tal Dzohokhar Tsarnaev. ¡Joder, tío! Eso sí que es de acojone. En Estados Unidos, la patria de la libertad.
         A mis cincuenta y cinco años, y como quien dice recién salido de la cárcel, he salido concejal en estas últimas elecciones de mayo de 2015 por SORTU, en mí pueblo de Euskalherria, logrando nuestra quinta mayoría absoluta. Bueno, tío, eso estaba cantado y lo hemos celebrado como se merece cogiendo una buena cogorza en la herrikotaberna. Pero tras esa noticia, un temblor ha recorrido mi espalda cuando me imagino la ejecución de ese pobre diablo. 
        No acabo de entender que en EEUU no puedan presentarse a las elecciones los seguidores de Bin Laden y del Estado Islámico. Al fin y al cabo, luchan por un ideal noble, como es la implantación de la libertad para su pueblo. No comprendo muchas veces a los americanos. En serio, tío. Se les va la olla con frecuencia. 
         En esta puta España, he estado cinco años en prisión. Pero aquí no nos matan, me cago en la puta. Hubo sus tiempos, sí, claro, con los GAL, ya lo sé. Pero eso ya fue historia. En seguida se acojonaron los políticos, y los txakurras no tuvieron más remedio que recular. Así que nosotros pudimos seguir dándoles caña sin temor a que nos hicieran frente con las mismas armas. Realmente lo pasamos mal en aquella época, pero volvieron las aguas a su cauce y pudimos seguir dándoles estopa como se merecían. Dicen ahora que si mil muertos son muchos. ¡Menuda idiotez! Deberían haber sido un millón, por lo menos. Pero voy a lo de Estados Unidos otra vez, que no se me va de la cabeza.
         Me pregunto, ¿entonces, con mis veinte asesinatos a mis espaldas, si hubiera estado en América, me hubieran liquidado? Pues no sé, tío. Quizás lo hubiera pasado mal. A lo mejor me pasaría años y años en eso que llaman “el corredor de la muerte”. Pero creo que no, colega. Allí en EEUU hay muchos vascos influyentes que me hubieran buscado los mejores abogados, e incluso desde Euskalherria llegaría dinero para mi defensa. Además, al final el jurado comprendería que somos una organización política que lucha por la libertad. Y matar un policía, digo un txakurra, con la mala fama que tienen también en Estados Unidos, no es lo mismo que asesinar a una persona normal. Y yo solo he matado txakurras, que conste. Ninguna de mis bombas las puse en sitios donde pudieran salir malparados cualquier tipo de gente.
         Sí, sí, ya lo sé. A veces se nos fue la mano y matamos civiles, incluso niños. Pero en la guerra eso se llama “efectos colaterales”; además, los hijos de los txakurras no son niños como los demás. De mayores, todos se hacen txakurras también. ¡Qué se jodan! Y hablando de bombas, sólo la puse dos veces, a dos coches de la Guardia Civil. Cuatro muertos, tío. ¡Joder, qué bien me encontré cuando me ascendieron en la organización gracias a aquellas ekinzas, tío! Pero lo que más me gustaban eran las pistolas, tío.
         Maté a primer txakurra a los 24 años. ¿Qué si sentí algo? Pues después de tanto tiempo, he decirte que fue algo especial, tío. No es como me lo imaginaba en mis sueños, pero bueno, sí, la satisfacción del deber cumplido, como dicen el reglamento de los asquerosos guardias civiles. Mi adiestrador del comando me dijo que era como matar a un cordero o una vaca con una pistola. “Tú, apúntale a la cabeza, y no sienten nada”. Y eso hice. Me acerqué por la espalda y le descerrajé un par de tiros. No te puedes imaginar cómo sangraba. Parecía un cerdo de cuando hacíamos la matanza en mi pueblo. Me salpicó de sangre y todo, joder. Y por eso me costó ponerme pronto a buen recaudo cuando iba por la calle con la camisa y pantalones llenos de sangre. Menos mal que los vecinos de nuestros pueblos son buenos compatriotas y al momento pude esconderme en un portal, donde uno me introdujo rápidamente en su casa. No lo pude festejar con champán con los colegas del comando, pero lo hicimos en la casa de ese amigo. Allí estuve durante dos meses sin salir a la calle, pero comí y bebí hasta hartarme. Incluso una de las hijas del paisano me la estuve tirando mientras tanto. Para ellas somos héroes. ¡Anda que si se enterase mi neska!
         ¡Qué tiempos aquellos, tú! Luego, cada vez que me cargaba a uno me lo pasaba mejor. Sentía un placer y la adrenalina recorriendo mis venas. Además, me  llegaban felicitaciones de todos los lados: mis jefes de la organización y del comando, mis padres, mi tío Isaías, el cura, mi familia, mi profesor de matemáticas en la ikastola –al que siempre recordaré cuando nos enseñaba a restar cuando mataban a guardias civiles, el muy cabrón decía “si hay 5 guardias y ETA mata a 3, ¿cuántos quedarán?-, mi neska, que esos días follábamos como locos con su gudari del que estaba orgullosa... Días de vinos y rosas que ahora añoro con tristeza.
         ¡Vale, vale, está bien! Claro que lo pasé mal cuando me detuvo la Guardia Civil. He de reconocerlo. Sí, sí, también me meé y cagué en los pantalones, ¿qué pasa? ¿Acaso no sabes lo que hacían con nosotros cuando nos metían en el cuartel?
         Yo, sin embargo, tuve suerte, pues cuando me apresaron transcurría el año 2004, y ganó Zapatero las elecciones. Entonces, tío, todo cambió de golpe. Ni siquiera los guardias me pusieron la mano encima. Aún recuerdo cómo uno, que creo que era capitán, le decía a un subalterno: “Ni se te ocurra tocarle, que nos jugamos el puesto”. No acababa de creérmelo, colega.
         Resulta que el hijo de puta de Zapatero estaba negociando con nosotros hacía años y llegó a un acuerdo con “la Permanente”. Entonces la dirección y los del servicio secreto de Marruecos, que se hicieron pasar por islamistas radicales, dieron el golpe de gracia a la derecha de Aznar con un atentado conjunto el 11 de marzo. Pusieron en marcha el plan de Iñaki de Juana de golpear en dos frentes (Teoría de la doble presión). El muy mamón de Aznar, que a punto nos tenía de hincar las rodillas. Le estuvo bien merecido, por hijo puta. Hasta le llegaron a llamar asesino, ja, ja, ja. La jugada nos salió perfecta. Pero, joder tío, se me sigue viniendo a la mente lo de la cárcel, que es a lo que iba contigo hoy.
         Claro, con veinte víctimas a mis espaldas me condenaron a un montón de años, pero en la Audiencia Nacional. Pero me llevé una gran sorpresa, colega. Eso sí que fue cojonudo, tío. Jamás lo olvidaré. Si lo hubieras visto. Los jueces estaban acojonados por los nuestros por la cantidad de gritos e insultos que armaban en la sala del juzgado. Los familiares de las víctimas cabizbajos, y yo saludando a mi neska y mis viejos como si tal cosa. Armamos un montón de ruido, puños en alto y amenazas a todo quisqui. La cosa salió como estaba prevista y, gracias a la negociación con España del Zapatero, me salieron sólo cinco años. Luego oí decir que el Fiscal tenía las consignas del gobierno. !Cómo lo celebramos, tío! Ni siquiera cuando eliminábamos a un txkaurra corrió tanto champán.
         Sí, sí, ya lo sé, como contrapartida ya no podemos seguir matando. Ése fue el trato no solo con ZP sino luego con el gobierno de Rajoy. No pasa nada, tío. Estoy seguro que, en cualquier momento, esta guerra seguirá. Y como sólo pegamos tiros nosotros, pues todo seguirá como en el pasado. Nosotros matando y ponemos las bombas, y los putos españoles, a joderse, como Dios manda.
         ¡Hostia, tú, la cárcel! Es que no se me va de la cabeza. Aquello sí que fue de órdago. Lo que jamás se me hubiera ocurrido ni en mis mejores sueños, sucedió. Créeme. Si hasta vivíamos a cuerpo de rey: dinerito fresco todos los meses procedentes del partido y las herrikotabernas, vis a vis con la neska, visitas a todas horas de la familia y los colegas, sin trabas. Y hasta me saqué una licenciatura en Derecho sin haber dado palo al agua, además con sobresaliente, gracias a la Universidad a distancia del País Vasco. Eso sí que es solidaridad de los del PNV, joder. Aunque estos del PNV en el fondo son unos cobardes, al menos se han portado.
         Pero, ¿sabes una cosa? El futuro es sí que es ahora esperanzador. Alcanzaremos el poder desde las instituciones que ellos llaman “democráticas”. Mandamos ya en un montón de ayuntamientos, nos hemos hecho con el control de la Diputación y ayuntamiento de Donosti, y estoy seguro que más pronto que tarde gobernaremos todo Euskalherría. Fíjate si son tontos los españoles, que hasta los de “Podemos” están de acuerdo con la independencia. Hasta son capaces de pactarla. Me caen simpáticos y todo, aunque sean españoles. Así que ya queda poco tiempo para el triunfo final, tío.
         Bueno, colega, todo este rollo vino lo por los del tío ese que van a liquidar en EEUU por haber asesinado. Menos mal que los españoles no son los americanos.
           En fin, acabo por hoy. No sé qué haría sin ti, querido diario. A falta de pegar tiros y colocar bombas para poder cargarme txakurras, tú, mi partido, la organización y Euskalherria, así como mi familia y mi neska, sois toda mi vida.
        
        

         

4 comentarios:

  1. Bueno, está bien que los conspiranoicos del 11M os hayáis pasado a lo que siempre se os ha dado de miedo: la ficción y novelar vuestras tonteorías.
    Mucha suerte vendiendo vuestras fábulas XD

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  2. Jajajajaajaaja la verdad no se quien se va a creer toda esta mierda.

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  3. Sino responde con fuente del artículo y autor

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  4. Sino responde con fuente del artículo y autor

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